domingo, 3 de enero de 2010

LUCERNAS ROMANAS



LAS LUCERNAS

Los romanos se servían, entre otros objetos, para alumbrarse en sus casas de las LUCERNAS, pequeñas lámparas de barro que contenían aceite de oliva y una mecha para ser quemada lentamente.

Este tipo de antorchas perduraron a lo largo de las civilazaciones y culturas posteriores (visigodos, árabes, etc) llegando su uso hasta hace unas décadas, si bien se cambia el recipiente de barro por otros materiales más resistentes (hierro, bronce, cristal, etc).

Las LUCERNAS ROMANAS, de las que nos ocupamos en ese breve comentario, llegaron a generar una industria alfarera de gran importancia como ponen de relieve los recientes hallazgos arqueológicos en la Plaza de la Encarnación de Sevilla donde se localizaron mós de 500 ejemplares de lucernas y un horno cerámico.

Amores, director de la excavación, detalló que se había hallado un taller de producción de lucernas con su horno y «todos los desechos». En concreto, según indicó, hasta ahora han aparecido unas 500 lucernas fragmentadas y unas 85 completas, con motivos que representan el «repertorio iconográfico clásico», entre el que citó los temas de luchas, gladiadores, caza, peleas de gallos, motivos ecuestres, eróticos y mitológicos. Asimismo, hay imágenes de dioses y de tradiciones literarias como La Odisea, Ulises o Hércules, que pertenecieron al imaginario colectivo de la época. En la zona también han aparecido máscaras de teatro.

Este hallazgo está datado entre los años 50 y 70 después de Cristo, y tiene una «trascendencia científica y museística importantísima, comentó el Director».

Por otro lado, algunas lucernas solían tener asas, por lo que podían ser llevadas de una habitación a otra, y también podían ser llevadas por actores en las obras teatrales o por los participan tes en actividades rituales.

Las lucernas contenían muy diversas formas: de escenas eróticas, gladiadores, motivos mitológicos o patrones florales. Estas lámparas se hicieron muy populares, ya que se podían coleccionar y eran relativamente baratas. Estas lucernas fueron fabricadas en masa en grandes cantidades, usando moldes en vez de técnicas artesanales. Como resultado de esta manufactura rápida y barata, varios miles de ejemplos pueden admirarse en museos de todo el mundo.

Al depósito de combustible se le denomina Infundibulum. Discus a la cubierta del mismo, que solía tener forma cóncava para permitir un mejor llenado del aceite y estaba generalmente decorado. Rostrum era la extensión del Infundibulum hacia adelante para colocar la mecha o Ellychnium. Al otro lado se encontraba el asa para su transporte o Ansa.

Nuestros museos exponen una buena muestra de lucernas y otras muchas de ellas suelen verse en los mercadillos como objetos procedentes de expolios arqueológicos o reproducciones fáciles para engaño de compradores poco expertos.

Las lucernas, por lo general, no son objetos cerámicos de interés artístico, si bien, como suele suceder en todas las artes, existe gran cantidad de destinatarios que requerían auténticas piezas de artes, elaboradas con materiales escogidos y con formas y diseños realmente interesantes.

Vaya pues un pequeño homenaje a este objeto del ajuar familiar que permitía alumbrar las noches romanas. La cerámica siempre, desde sus orígenes neolíticos, tuvo una funcionalidad domestica.

Mas información de interés para nuestra asignatura de Historia del Arte en:

http://www.degelo.com/sevilla/sev12.htm.
http://www.artesacro.org/conocersevilla/historia/romana.html


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